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domingo, 15 de julio de 2012

Mundos interiores. Neurociencias

El cerebro alberga una gran colección de mapas interiores que van interpretando los datos crudos que recibimos del mundo. Varios libros exploran la naturaleza de las facultades mentales e indagan en las teorías más radicales sobre la neurobiología

EL PAÍS  14 JUL 2012

Células de neuroblastoma I diferenciándose en cultivo (Wittmann), University of California (UCSF), San Francisco, de la exposición 'Paisajes neuronales'.

 
Una buena forma, no sé si por metafórica o por todo lo contrario, de capturar el problema central de la neurología de la mente, y quién sabe si hasta de su filosofía, es reflexionar un rato sobre el cubo de Necker. Mételo en Google Imágenes si no sabes lo que es. Lo mismo valdrían la joven y la vieja de Dalí, el pato que parece un conejo o esa vasija que también son dos caras de perfil, pero el cubo de Necker es seguramente la forma más simple y estilizada de esta paradoja sobre la percepción, la voluntad y la consciencia.

El cubo de Necker tiene dos posibles interpretaciones: un cubo visto desde arriba o desde abajo. Es condenadamente difícil ver las dos a la vez. Tú sabes que están allí, pero cuando miras el dibujo solo ves una de ellas, generalmente la vista desde arriba. Pero basta que mires el dibujo un buen rato para que el cubo flipe a su otra interpretación. Como sucede con la joven y la vieja, o con la vasija y los perfiles, la información que te entra desde los ojos es siempre la misma, pero alguna parte de tu cerebro —eso que tú llamas yo— está oscilando entre dos percepciones, entre dos estados de consciencia. Más aún: con un poco de práctica, puedes dar una orden voluntaria a tu córtex visual para que te presente una imagen o la otra. ¿Qué quiere decir esto?

Nuestro cuerpo está representado en dos tiras verticales de cerebro, un poco por encima de cada oreja. Es el famoso homúnculo somatosensorial, esa figurilla deforme y horripilante de enorme boca y grandes manazas, en justa proporción a las zonas de la piel que le mandan más información sobre lo que tocan: sobre su textura y su temperatura, sobre su forma, también sobre su capacidad para hacer daño. Como nuestro cuerpo es un objeto situado en el mundo físico, y como su geometría es coherente con las coordenadas del entorno —un delante, un detrás, dos lados con la simetría familiar de los espejos—, el homúnculo somatosensorial es en realidad un mapa del mundo. Representa la realidad tal y como la percibe el sentido del tacto, nuestro contacto físico con las cosas.

Nuestra mente es en parte una colección de mapas interiores de ese tipo, aunque muchos no posean una topografía tan evidente como la del homúnculo, ni tan desagradable de observar. Lo primero que hace el córtex auditivo —tampoco muy lejos de las orejas, ni del homúnculo que representa nuestro cuerpo— con la masa sonora que le llega del mundo exterior a cada instante es clasificarla por sus frecuencias acústicas: como notas en la escala musical, casi literalmente. En el córtex visual, allí atrás en la nuca, los homólogos de las notas musicales son las inclinaciones de las fronteras entre la luz y la sombra.

Zonas del cuerpo, notas en la escala, secuencias ordenadas de ángulos, series de fonemas: mapas de los distintos ejes del mundo.


Aprender a leer aumenta literalmente la materia gris en las áreas fonológicas del córtex cerebral

Puesto que, redondeando un poco, esos mapas encarnan toda la información que recibimos del mundo, se sigue forzosamente que el contenido de nuestra mente —las imágenes y las imaginaciones, el ruido de un motor que se acerca y la comprensión de la estructura de una sonata, la jerigonza absurda de un bebé y el verso profundo de un poeta— son elaboraciones internas del córtex cerebral, resultados de un proceso en gran medida inconsciente que va interpretando los datos crudos del mundo, extrayendo sus pautas e integrándolos en una geometría coherente: una que sea compatible con el mundo, pero también con lo que ya habíamos aprendido del mundo, de sus regularidades, de sus correlaciones, de sus patrones arquitectónicos.

Lo que tienen en común todos esos procesos, por todo lo que conocen hoy las neurociencias, es un mecanismo de abstracción progresiva. Los fonemas se abstraen en sílabas, raíces y sufijos, luego en nombres y verbos, después en oraciones simples que valen por un nombre o por un verbo dentro de una frase compuesta de mayor jerarquía. Parece el trabajo de un gramático, pero también es la operación estándar de nuestro córtex. Lo es de nuestro córtex lingüístico, una de las adquisiciones más importantes de la evolución de los homínidos, pero también del resto del córtex, que es un logro evolutivo muy anterior al lenguaje. Anterior en cientos de millones de años, por ponerle una datación conservadora. Porque lo que llamamos ver se basa en un proceso similar.

La visión empieza, como vimos antes, con una secuencia ordenada de las inclinaciones que muestran las fronteras entre la luz y la sombra. Esa clasificación ocurre en la región más primaria del cerebro visual, que se llama, no muy inspiradamente, V1. Las unidades funcionales del córtex, o al menos del córtex visual, se llaman columnas y tienen el tamaño de una mina rota de uno de esos lápices recargables. Imagina miles de ellas apiladas como vasos de tubo en una bandeja.

En V1, una columna se activa en respuesta a las fronteras horizontales, la de al lado en respuesta a las ligeramente inclinadas, la siguiente a las que están inclinadas un poco más, y así hasta una docena de columnas que completan el reloj. Como vimos, esta es la información elemental con la que las áreas visuales superiores generan sus modelos de las formas geométricas y de los objetos tridimensionales.

En su viaje hacia arriba (literalmente, desde la nuca hacia lo alto de la cabeza), la información se va haciendo cada vez más abstracta, paso a paso y de un modo automático. A cierta altura de esa escalera hacia lo abstracto, las columnas ya no responden a un tipo de objeto tridimensional visto en cierta orientación, sino a un tipo de objeto visto en cualquier orientación. Imagina una forma más o menos cúbica, como un edificio. Todas las orientaciones de esa forma cúbica tienden a formar una secuencia en nuestra experiencia (como al dar la vuelta al edificio). La siguiente área del córtex visual aprende esa secuencia como un todo. Así nace un concepto abstracto (cubo, aprenderá luego el niño en su clase de geometría).

Más arriba en esa jerarquía hay pequeños grupos de neuronas que significan Bill Clinton o Halle Berry, por citar dos ejemplos reales descubiertos por Christof Koch, un neurocientífico de Caltech (el instituto tecnológico de California). El reconocimiento de las letras y las palabras es otra de estas funciones de alto nivel.

Al igual que ocurría con el córtex lingüístico, las áreas visuales del cerebro forman una serie jerárquica. La primera área recibe de la retina un vulgar informe de luces y sombras (fonemas, notas musicales), pero entrega un mapa ordenado de las inclinaciones de esas fronteras (sílabas, intervalos musicales); la siguiente recibe esas líneas y entrega polígonos (palabras, acordes), que la otra convierte en formas tridimensionales, luego en conceptos geométricos abstractos, y dejo aquí los paréntesis al lector.

La teoría actual más radical sobre la neurobiología de la mente propone extrapolar ese mecanismo jerárquico de abstracción progresiva a todo el córtex cerebral. Incluidas las regiones más anteriores, o más próximas a la frente, que son las que han crecido más desproporcionadamente durante la evolución de los homínidos: las que más nos diferencian de un chimpancé, o de un australopiteco. Y que es donde un siglo de neurología ha situado nuestras más altas funciones mentales, como la autoconsciencia, la interacción social y los juicios éticos.

Pero, según la teoría radical, la única diferencia esencial entre las distintas áreas del córtex es la información que llega de abajo. Si le llegan superficies, genera objetos tridimensionales; si notas, genera melodías; si fonemas, genera sílabas; si nombres y verbos, genera frases. Ya ves la idea general. ¿Alguna propuesta para generar una metáfora? ¿O una teoría científica? Recuerda que también esas son funciones del cerebro, o al menos de algunos cerebros.

¿Qué dice todo esto sobre la naturaleza innata o aprendida de las facultades mentales? No gran cosa, en realidad. La capacidad del lenguaje, por ejemplo, es en gran parte innata en nuestra especie. Hay un “órgano mental del lenguaje”, como predijo Chomsky a mediados del siglo XX. Pero ¿qué pasa con la escritura y la lectura? La capacidad innata del lenguaje no evolucionó asociada a la visión, sino al oído. Hasta hace 5.000 años todo el lenguaje era hablado, y ese es un lapso demasiado fugaz para que la evolución invente un “órgano mental de la lectura”. Y sin embargo, los niños aprenden a leer de todos modos.

Las evidencias experimentales muestran que el aprendizaje de la lectura refuerza las conexiones entre la información visual —la percepción de la forma de las letras y de las palabras— con un dispositivo cerebral preexistente que maneja la sintaxis y la semántica, pero que estaba dedicado a analizar sonidos, no imágenes. Aprender a leer aumenta literalmente la materia gris en las áreas fonológicas del córtex cerebral.
¿Y dónde está el cubo de Necker? ¿Ahí fuera en el mundo físico? ¿O tan solo dentro de tu mente cansada? Vaya, eso es otro cubo de Necker.

lunes, 14 de mayo de 2012

“Sense la insensatesa adolescent, ens hauríem extingit” Iroise Dumontheil,estudiosa del cervell adolescent

L’adolescent té el seu destí a les seves mans!

LA CONTRA LA VANGUARDIA 14-5-2012


Tinc 31 anys. Vaig néixer a Ais de Provença i visc a Londres. Sóc investigadora de l’Institute of Cognitive Neuroscience de Londres. Estic soltera i sense fills. Sóc socialista i europeista. Sóc atea. M’agrada dibuixar. Al cervell adolescent li costa sospesar conseqüències a llarg termini.


El sistema educatiu

Malgrat que la doctora Dumontheil ha deixat l’adolescència no fa gai­res anys..., avui és una de les màximes autori­tats mundials en l’estudi de les bases neurològi­ques i bioquímiques del cervell humà en aquella fase tan singular de l’existència: l'adolescèn­cia. M’explica que el cer­vell està en aquell mo­ment molt sensible a la recompensa immediata, a la influència dels iguals, a la baixa autoestima i a l’ansietat: evi­dències científiques molt rellevants per aju­dar-nos a redissenyar amb eficàcia el nostre sistema educatiu. Per això el Centre d’Estudis Jordi Pujol ha convidat la doctora i li ha dema­nat que comparteixi les últimes troballes de la neurociència sobre el cervell adolescent.


Què passa si li crido a un adolescent?

Ho viurà tan intensament que la seva amígdala (cervell profund) generarà una resposta emocional exacerbada.

Què té de singular un cervell adolescent?

S'acceleren i maduren funcions cognitives complexes abans inexistents: es verifiquen canvis a certes regions cerebrals.

Quins canvis?

En la matèria blanca i en la matèria grisa.

Què és la matèria blanca?

La substància que recobreix les connexions llargues cerebrals: s’incrementa el volum que tenen, i així els senyals elèctrics cerebrals viatgen amb més celeritat.  Conseqüència: més sensibilitat per a les coses emocionals i relacionals!

I què passa amb la matèria grisa? 

Compon la superfície cerebral, el còrtex: aquí observem una poda en les connexions.

Una poda?

Quan som nadons superconnectem el nostre cervell amb moltes connexions...

Una esponja de gran capacitat.

Sí. i després podem les connexions menys freqüentades: les teves experiències les modelen. 

Unes es musculen, d’altres desapareixen.

I en l’adolescència culmina el procés de maduració del còrtex prefrontal: és la zona que refrena i controla impulsos, que filtra i modera emocions, que calibra les conseqüències a llarg termini... i que planifica.

I què passa aquí en l’adolescència?

Que madura més a poc a poc que la matèria blanca: i aquest décalage genera els aspectes més característics de l’adolescència!

A quins aspectes es refereix? 

Incapacitat per planificar i per mesurar les conseqüències dels propis actes a llarg termini. Preponderància de les emocions i dels vincles amb un grup d'iguals... O sigui, matèria blanca hiperexcitada... ... per a la intensitat emocional..., mentre la matèria grisa encara no modera ni controla! 

M’entén el meu fill adolescent quan li dic “compte amb el que fas”?

No. Tu li dius: “Si fas això. passarà això, i després això, i després aixo". Tu ho veus clar... Però ell no ho pot veure! No pot sospesar les conseqüències dels seus actes a llarg termini.

Quines altres conductes vénen determinades per aquest cervell adolescent?

El més important és el grup d’amics. No és que l’adolescent sigui rebel amb els seus pa¬res: és que la seva bioquímica demana individuació, independència, i per això els seus iguals són tan, tan importants! L’adolescent necessita apartar els seus pares... per ser ell.

I sovint fa ximpleries.

Sí, perquè només és capaç de gestionar el curt termini. Té magnificats els ressorts bio¬químics de la recompensa ràpida.

Es l’adolescència una fase necessària? 

Sense aquest cervell insensat, potser ens hauríem extingit com a espècie! La insensatesa va portar l’adolescent primitiu a caçar, guerrejar, buscar parella... I arribar fins avui.

I fins quan dura l’adolescència?

La maduració de la matèria blanca culmina cap als 18 anys. I la de la matèria grisa, cap als 25 anys! M’admira el que va dir Shakespeare, coneixedor de l’ànima humana.

Què va dir?

“Entre els 12 i els 23 anys no fem aitra cosa que lluitar contra els adults i prenyar-nos”.

Avui sembla que fins als 30 anys...

Qüestió sociocultural: en altres cultures, als 15 anys l’adolescent s’independitzava, caça¬va, s’aparellava, es reproduïa...

És veritat que l’adolescent necessita dormir més hores que l’adult?

Hi ha un retard en l’hora d’adormir-se el cervell: s’adorm més tard, però com que ha de matinar per anar a estudiar.... acumula cansament! I ho pal·lia el cap de setmana.

Influeixen més les drogues en un cervell adolescent que en un cervell adult? 

Sí! Com més jove ets i com mes consum de substàncies tòxiques prens (alcohol, marihuana, amfetamines, cocaïna...), més probabilitat hi ha d’una esquizofrènia o una psicosi! El 75% de malalties mentals es declara abans dels 24 anys: les drogues les acceleren!

Podríem millorar el sistema educatiu partint d’aquestes troballes neuronals? 

Sí: expliquem a l’adolescent que el seu cer¬vell és molt flexible, capaç d'aprendre-ho tot! I desterrem allò de “no serveixo pe: a això”, perquè és fals! Donem-los autoestima.

Quines altres mesures aplicaria? 

Buscaria propiciar l’aprenentatge de l’adolescent mitjançant l’aprovació i recompensa dels seus iguals, tan importants per a ell!

I els traiem les pantalletes?

No. El cervell està sempre sintonitzant-se amb el seu entorn, i l’entorn ara són les pantalletes! Apreciï els avantatges. Videojocs: milloren la intel·ligència espacial i els reflexos. Facebook: interactuen amb iguals.

Però tantes hores, tantes hores...

Pactin pares i fills, delimitin-les per alliberar temps per a altres activitats, això sí...

Diem que els adolescents són indolents, informals...
... inconstants, mal educats...

Doncs digui ara una cosa positiva d’ells. 

Sociables, amorosos, emotius, sexuals...

Es la vellesa una segona adolescència? 

Ha, ha... Es veritat que es verifica una certa desinhibició al còrtex prefrontal que bé podria justificar aquesta comparació...

La nostra personalitat es fixa durant l’adolescència?

Es construeix. I tot està obert. L’adolescent té el seu destí a les seves mans! Digue-l’hi.

VÍCTOR-M. AMELA




Tengo 31 años. Nací en Aix-en-Provence y vivo en Londres. Soy investigadora del Institute of Cognitive Neuroscience de Londres. Estoy soltera y sin hijos.Soy socialista y europeísta. Soy atea. Me gusta dibujar. Al cerebro adolescente le cuesta sopesar consecuencias a largo plazo
Sistema educativo
Pese a que la doctora Dumontheil ha dejado la adolescencia no hace demasiados años..., es hoy una de las máximas autoridades mundiales en el estudio de las bases neurológicas y bioquímicas del cerebro humano en esa fase tan singular de la existencia: la adolescencia. Me explica que el cerebro está en ese momento muy sensible a la recompensa inmediata, a la influencia de los iguales, a la baja autoestima y a la ansiedad: evidencias científicas muy relevantes para ayudarnos a replantear con eficacia nuestro sistema educativo. Por eso el Centre d'Estudis Jordi Pujol ha invitado a la doctora y le ha pedido que comparta los últimos hallazgos de la neurociencia sobre el cerebro adolescente.
Qué pasa si le chillo a un adolescente?
Lo vivirá tan intensamente que su amígdala (cerebro profundo) generará una respuesta emocional exacerbada.

¿Qué tiene de singular un cerebro adolescente?
Se aceleran y maduran funciones cognitivas complejas antes inexistentes: se verifican cambios en ciertas regiones cerebrales.

¿Qué cambios?
En la materia blanca y en la materia gris.

¿Qué es la materia blanca?
La sustancia que recubre las conexiones largas cerebrales: se incrementa su volumen, y así las señales eléctricas cerebrales viajan con más celeridad. Consecuencia: ¡más sensibilidad para lo emocional y lo relacional!

¿Y qué pasa con la materia gris?
Compone la superficie cerebral, el córtex: ahí observamos una poda en las conexiones.

¿Una poda?
Cuando somos bebés superconectamos nuestro cerebro con muchas conexiones...

Una esponja de gran capacidad.
Sí, y luego podamos las conexiones menos frecuentadas: tus experiencias las moldean.

Unas se musculan, otras desaparecen.
Y en la adolescencia culmina el proceso de maduración del córtex prefrontal: es la zona que refrena y controla impulsos, que filtra y modera emociones, que calibra las consecuencias a largo plazo... y que planifica.

¿Y qué sucede ahí en la adolescencia?
Que madura más despacito que la materia blanca: ¡y este décalage genera los aspectos más característicos de la adolescencia!

¿A qué aspectos se refiere?
Incapacidad para planificar y para medir las consecuencias de los propios actos a largo plazo. Preponderancia de las emociones y de los vínculos con un grupo de iguales...

O sea, materia blanca hiperexcitada...
... para la intensidad emocional..., ¡mientras la materia gris aún no modera ni controla!

¿Me entiende mi hijo adolescente cuando le digo "cuidado con lo que haces"?
No. Tú le dices: "Si haces esto, pasará esto, y luego esto, y luego esto". Tú lo ves claro... ¡Pero él no puede verlo! No puede sopesar las consecuencias de sus actos a largo plazo.

¿Qué otras conductas vienen determinadas por ese cerebro adolescente?
Lo más importante es el grupo de amigos. No es que el adolescente sea rebelde con sus padres: es que su bioquímica pide individuación, independencia, ¡y por eso sus iguales son tan, tan importantes! El adolescente necesita apartar a sus padres... para ser él.

Y a menudo hace tonterías.
Sí, porque sólo es capaz de manejar el corto plazo. Tiene magnificados los resortes bioquímicos de la recompensa rápida.

¿Es la adolescencia una fase necesaria?
Sin ese cerebro insensato, ¡quizá nos habríamos extinguido como especie! La insensatez llevó al adolescente primitivo a cazar, guerrear, buscar pareja... Y llegar hasta hoy.

¿Y hasta cuándo dura la adolescencia?
La maduración de la materia blanca culmina hacia los 18 años. ¡Y la de la materia gris, hacia los 25 años! Me admira lo que dijo Shakespeare, conocedor del alma humana.

¿Qué dijo?
"Entre los 12 y los 23 años no hacemos más que pugnar contra los adultos y preñarnos".

Hoy parece que hasta los 30 años...
Cuestión sociocultural: en otras culturas, a los 15 años el adolescente se independizaba, cazaba, se emparejaba, se reproducía...

¿Es verdad que el adolescente necesita dormir más horas que el adulto?
Hay un retraso en la hora de adormecerse el cerebro: se duerme más tarde, pero como tiene que madrugar para ir a estudiar... ¡acumula cansancio! Y lo palía el fin de semana.

¿Influyen más las drogas en un cerebro adolescente que en un cerebro adulto?
¡Sí! A mayor juventud y a mayor consumo de sustancias tóxicas (alcohol, marihuana, anfetaminas, cocaína...), ¡más probabilidad de una esquizofrenia o una psicosis! El 75% de las enfermedades mentales se declara antes de los 24 años: ¡las drogas las aceleran!

¿Podríamos mejorar el sistema educativo a partir de estos hallazgos neuronales?
Sí: expliquemos al adolescente que su cerebro es muy flexible, ¡capaz de aprenderlo todo! Y desterremos lo de "no sirvo para esto", ¡porque es falso! Démosles autoestima.

¿Qué otras medidas aplicaría?
Buscaría propiciar el aprendizaje del adolescente mediante la aprobación y recompensa de sus iguales, ¡tan importantes para él!

¿Y les quitamos las pantallitas?
No. El cerebro está siempre sintonizándose con su entorno, ¡y el entorno ahora son las pantallitas! Aprecie las ventajas. Videojuegos: mejoran la inteligencia espacial y los reflejos. Facebook: interactúan con iguales.

Pero tantas horas, tantas horas...
Pacten padres e hijos, acótenlas para liberar tiempo para otras actividades, eso sí...

Decimos que los adolescentes son indolentes, informales...
... inconstantes, maleducados...

Pues diga ahora algo positivo de ellos.
Sociables, amorosos, emotivos, sexuales, estimulados...

¿Es la vejez una segunda adolescencia?
Ja, ja... Es verdad que se verifica una cierta desinhibición en el córtex prefrontal que bien pudiera justificar esta comparación...

¿Se fija nuestra personalidad durante la adolescencia?
Se construye. Y todo está abierto. ¡El adolescente tiene su destino en sus manos! Díselo.