miércoles, 25 de abril de 2012

NEUROCIÈNCIA I EDUCACIÓ***



En la adquisición de la lengua escrita intervienen tres áreas, entre ellas, la región occipito-temporal, que se activa más si la ortografía es irregular, como sucede con el inglés. La comprensión lectora también depende de muchos factores, aunque hay zonas que se activan de modo diferente según si la persona tiene una buena comprensión lectora o no, o si la lectura es más o menos congruente. Coll puso como ejemplo a los disléxicos: en su caso, las regiones relacionadas con la lectura tienden a activarse poco, lo que les supone un problema a la hora de adquirir esta habilidad. Aunque las causas de esta trastorno todavía se desconocen, “se podría hacer un diagnóstico de posible dislexia según la respuesta electrofisiológica del recién nacido a las 36 horas de vida”, indicó la científica.

Cuando la dificultad no son las letras, sino los números, la alteración se denomina discalculia. En general, desde el momento del nacimiento, una parte del cerebro humano es capaz de detectar diferencias de cantidad. La región que lo permite es el surco intraperietal y su activación ayuda a predecir las habilidades aritméticas de una persona. Según el tipo de operación que el cerebro deba llevar a cabo, se activará una u otra región. Por ejemplo, cuando los niños aprenden las tablas de multiplicar se pone en marcha el giro angular, relacionado con habilidades numéricas que dependen de un código verbal-auditivo (pronunciar una cifra en voz alta y reconocerla).

Las funciones ejecutivas, el controlador aéreo del cerebro

Para que las funciones citadas hasta ahora y otras muchas lleguen a su máximo potencial son necesarias unas determinadas funciones, las ejecutivas. Según explicó la investigadora, estas actúan como “controlador aéreo” y responden a mecanismos de control cognitivo complejo que facilitan las conductas dirigidas a la consecución de objetivos.

La memoria de trabajo, la capacidad de planificación, la capacidad de flexibilidad (¿debo o no modificar lo que estoy haciendo?) o la regulación emocional y el autocontrol son algunos ejemplos. Estas funciones dependen de varias regiones de lenta maduración, “si es que llegan a madurar del todo”, bromeó la experta, y son “esenciales para el éxito escolar”. Por ello, Coll remarcó la necesidad de trabajar las funciones ejecutivas “desde pequeños, en casa y en el colegio”, en especial, cuando el niño se encuentra en una “situación socioeconómica difícil o desfavorable”.

Por: Elisabet Salmerón, Comunicadora científica

FONT: http://blog.senc.es/neurociencia-y-educacion/

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