Enfoques sobre el estudio de trastornos autistas 
http://www.lavanguardia.es/premium/epaper/20100614/53945611664.html 
La senda AUTISTA 
Cruce de caminos en el tratamiento del autismo: del psicoanálisis al  enfoque conductivista 
NÚRIA ESCUR  -  Barcelona 
E. ESCAYOLA, PSICÓLOGA "¿Cómo mides los celos, el amor, la ternura?  Hay cosas no medibles" 
IVÁN RUIZ, FAMILIAR "Algunas técnicas responsabilizan a los padres  del éxito o el fracaso; escandaloso" 
Tampoco los profesionales se hablan. A su modo, existe un autismo  gremial que les enfrenta. Como campos de la psiquiatría, representan dos  corrientes distintas en el tratamiento actual del autismo infantil: la  psicoanalista y la conductivista. La primera aboga por la fuerza del  trato individual del autista ("es un sujeto distinto a otro") y la  segunda por la necesidad de la ayuda científica, que pasa, en la mayoría  de los casos, por la medicación ("para lograr la modificación de la  conducta"). A veces se complementan, se enriquecen, y otras veces están  en pie de guerra. 
Algunos incluso están preparando un foro titulado Lo que la  evaluación silencia. Un caso urgente: el autismo,que se celebrará el  próximo 19 de junio. "Queremos transmitir el riesgo social que corremos  de evaluar a profesionales y afectados sólo con criterios de cifras",  explica Elisabeth Escayola, psicóloga clínica y responsable del foro.  "¿Cómo mides los celos, el amor, la ternura? Hay cosas no medibles. No  tienen en cuenta lo subjetivo", añade esta profesional que ya practicó  las técnicas conductivistas. "Las conozco, las utilicé, se trocea el  lenguaje, se les enseña frases y sí, ciertamente, el niño aprende a  decir ´buenos días´, ´buenas tardes´, mecánicamente, pero nadie sabe qué  siente". 
Quienes no defienden sus teorías enraizadas en el psicoanálisis les  acusan de ser una minoría enrocada en el pasado que siente haber perdido  el tren de la innovación científica y que teme perder su espacio. No lo  ve así Llúcia Viloca, psiquiatra fundadora del centro Carrilet - el  primero específico de autismo en Catalunya, fundado en 1974-,que se  lamenta de que las corrientes conductuales ninguneen "el trabajo de  tantos años de los psicoanalistas alegando que no hay evidencia  científica, porque es una tremenda imprudencia". 
Para ella, la homogeneización convierte a los niños autistas en meros  números de investigación. "Nosotros no abordamos el autismo como un  puro trastorno neurológico". 
Aun así, reconoce los méritos ajenos. "Personalmente, creo que las  investigaciones conductuales han avanzado y han aportado muchas cosas.  Eso no se puede negar. El psicoanálisis trabaja desde la intuición".  Añade que ahora, gracias al trabajo de estas últimas décadas, en niños  de apenas 18 meses ya se detectan sospechas de autismo, "mientras que  antes nos traían aquí niños de 5, 6 y 7 años aún sin diagnosticar". 
Muchos piensan que habría que unir fuerzas. "Creo que podemos hacerlo  - explica la doctora Viloca-, porque lo peor ya pasó. Ese momento  crítico en que a los que trabajamos en centros de día desde los años 70  se nos dijo que no habíamos hecho nada, que todo lo llevábamos fatal...  Eso no es así. Medicamos poco, pero los niños que lo necesitan reciben  medicación. Desde Cat-Salut afirman que en autismo no hay evidencias  científicas".
La doctora Amaia Hervás Zúñiga, reconocida como especialista en  psi-quiatría infantil y juvenil por el Instituto de Psiquiatría de  Londres y actualmente jefa de la unidad de salud mental infanto-juvenil  de la Mútua de Terrassa, trabaja desde el camino conductivista y de  investigación científica en el tratamiento del autismo, pero declina  hacer más declaraciones en un tema que considera que "se ha politizado  excesivamente". "Ahora sólo quiero dedicarme a la formación,  concentrarme en ello y seguir avanzando, no tengo interés en entrar en  debate". No asistirá, por supuesto, al foro. 
Dos propuestas, una del Partido Popular dirigida al Senado y otra  formulada por una asociación de padres al Parlament de Catalunya,  sembraron la semilla de la preocupación entre el grupo que defiende el  foro. 
Ambas presentaban los tratamientos psicoanalistas como  "contraproducentes y no refrendados por evidencia científica". Algo que  cataloga de "escandaloso" Iván Ruiz, presidente de la Asociación de  Familiares de Autistas. "Para empezar, tampoco los tratamientos  cognitivos tienen esa evidencia Ruiz- y parten de una contradicción en  su propia definición: ellos dicen que el autismo es un trastorno  neurobiológico pero que no se saben las causas. ¿Entonces, en qué  quedamos?". 
El psicoanálisis entiende que el tratamiento del autismo no puede  reducirse a modelos de adiestramiento de la conducta ni a simplificar la  complejidad del lenguaje humano a ejercicios de comunicación y habla. 
"Solamente pretendemos crear debate, defender la posibilidad de  abordar el autismo desde sensibilidades diferentes. En definitiva, el  derecho de los padres a escoger por qué camino ir", explica Iván Ruiz,  que, entre otras cosas, encuentra "espantoso" que algunas técnicas  conductistas "responsabilicen a los padres del éxito del tratamiento. A  veces tienen que realizar ejercicios con el niño que ocupan unas 30  horas semanales. Y si luego no funciona, cargas con el sentimiento de  culpabilidad". Iván es padre de un niño de cuatro años, autista, con el  que ha aprendido a comunicarse desde las melodías de un piano. 
Y en esa lucha, unos y otros sólo están de acuerdo en una cosa: sobre  la etiología del autismo se sabe muy poco. ¿Y si no se limitara la  oferta de tratamiento a un único modelo teórico? Elizabeth Moon logró en  su día un éxito de ventas con la publicación de La velocidad de la  oscuridad. El título se le ocurrió a raíz de una frase de su propio hijo  autista que habría que volver a escuchar: "Mamá, creo que la velocidad  de la luz no es tan rápida, porque cuando la luz llega a un sitio la  oscuridad ya estaba allí". 
¿Se sienten solas las personas autistas? 
JOSÉ R. UBIETO  - Psicólogo clínico, psicoanalista 
"Están rodeados de una presencia que perciben peligrosa (...), por  eso nos ignoran" 
La primera imagen que  nos hacemos de los niños autistas es la de su  aislamiento y soledad, agravada por un mutismo frecuente. Ya la misma  palabra remite a esa "concentración excesiva en su propia intimidad".  Sin embargo, cuando superamos ese sentimiento de inquietud que nos  produce su retraimiento, observamos que su soledad se acompaña de  objetos que manipulan de manera repetida, a veces acompasados de  movimientos estereotipados de su cuerpo. Y si nos fijamos un poco más es  posible que detectemos también algunas emisiones vocales, farfulleos  apenas audibles, o bien intentos de taparse los oídos o los ojos, como  si alguien les hablase o les mirase en su interior y quisieran,  atemorizados, evitarlo. 
Contrariamente, pues, a lo que nos parece, los autistas no están  solos, están rodeados de una presencia que perciben como peligrosa,  intrusiva, que pone en juego su vida y de la que quieren por tanto  alejarse. Es por esto que nos ignoran y rehúyen nuestra mirada yno  contestan a nuestras palabras. No es que no puedan entendernos por tener  un déficit cognitivo, es que están angustiados con nuestra presencia y  con lo que podemos querer para ellos, voluntades que no pueden  interpretar porque les falta la clave básica del lenguaje humano.  Nuestras palabras, por bien intencionadas que sean, tienen para ellos un  peso excesivo y las viven peligrosamente.
Su primera defensa es tenernos controlados y para ello nada mejor que  congelar la escena, que todo suceda igual que siempre, sin cambios ni  sorpresas, que el otro - nosotros-esté siempre regulado y localizado en  su sitio, para así poder mantenerse a distancia. Es lo que pide el  personaje de RainManoelprotagonista de El curioso incidente del perro a  medianoche. 
A partir de allí pueden continuar su trabajo de superar ese grado  cero de la subjetividad que es la vida de un autista, la manifestación  más elemental de que allí hay un sujeto que aspira a expresarse y  dirigirse al otro, aunque de entrada no sepa cómo hacerlo. 
Por eso sus objetos son preciosos como instrumentos para protegerse  de la angustia, animar su cuerpo, procurándose una satisfacción y  finalmente establecer un vínculo con el otro. 
Utilizan cualquier cosa que esté a su alcance, juguetes, objetos  cotidianos, su propio cuerpo, el de los compañeros o adultos... para  conseguir recomponer un cuerpo que se les desborda. Necesitan pegarse a  ese objeto para que les sirva de borde, como un límite que evita la fuga  de las sensaciones que experimentan.
Una de las actividades preferidas,  para ellos, es la piscina y los baños porque allí encuentran esa  segunda piel que el agua les procura. 
También la música les interesa porque les permite tratar esa voz que  escuchan, de su interior o del exterior. Al ponerla en solfa les resulta  menos inquietante ya que obedece a unas reglas (como entonación, ritmo,  melodía) y no al capricho de quien habla. Por eso les ayuda que sus  cuidadores les hablen cantando, aceptan mejor sus indicaciones. 
Ese trabajo de invención que ellos hacen puede favorecerse con  nuestra ayuda. Para ello, debemos acompañarles en su progreso sin tratar  de domesticarles como si fueran seres deficitarios sin recursos  potenciales. Es mejor, entonces, estar al lado que enfrente, para  decirles aquello que ellos pueden escuchar. 
Hoy la clínica del autismo muestra cómo, para no pocos, hay un  destino que no pasa por la cronificación deficitaria o la (auto)  destrucción. Disponemos también de testimonios de los llamados autistas  de alto nivel como Temple Grandin, Donna Williams o Birger Sellin que  muestran como han superado ese estado autístico precoz y pueden, con sus  límites, escribir libros, desempeñar un trabajo e incluso mantener una  relación sentimental. 
Lección de familias con hijos autistas 
"Los amas como son" 
N. ESCUR  - Barcelona 
Hace años que Leo Kanner definió rasgos de conducta que explicaban el  autismo: incapacidad para la anticipación previa para ser cogido en  brazos, ecolalia retardada, excelente memoria mecánica, deseo angustioso  de que todo se mantenga igual, incapacidad para jugar... 
Jordi era el primer hijo de la familia, el primer nieto, el primer  sobrino. Mientras fue pequeño creyeron que era un niño tranquilo o sordo  que sólo reía con el movimiento. Pero algo no cuadraba. Al año  empezaron las pruebas... Resultados normales. Tras un periplo, el  diagnóstico: autismo. 
Rosa M. ª Esteller, su madre, maestra, licenciada en Filosofía, dio  un giro a su vida. "Descubrí que son los marginados de los marginados. A  veces, cuando entraba en una tienda, la gente se asustaba. Pasaban por  maleducados o violentos. Lo que la gente no sabe es que, antes que hacer  daño a nadie, se autolesionan", nos explicaba en una entrevista. 
Añaden los especialistas que el autista posee un atractivo especial:  el sentimiento de que en alguna parte está la llave que abre el tesoro  oculto. "Es como un televisor con piezas perfectas. Sólo que alguien  olvidó enchufarlo", definía Rosa M. ª Esteller. Jordi se fue cuando ya  pasaba de los treinta años y medía dos metros. El corazón. Nunca llegó a  pronunciar más de diez palabras. Su madre y muchos como ella habían  pasado años buscando el milagro. "Y en el trayecto aprendimos a amar a  nuestros hijos como son. ¿No es bastante milagro?". 
No es la única que tuvo esa sensación. ¿Era distinto el Miguel  Gallardo de antes de María al de después? Eso le preguntaron al popular  ilustrador refiriéndose a su hija autista, María. La respuesta fue  meridiana y ejemplarizante: "Sííí, totalmente. Yo era una persona muy  tímida, todavía lo soy, pero antes me costaba mucho resolver los  problemas de la vida. Cualquier pequeña cosa era una montaña. Después de  María, ante una circunstancia difícil, piensas: ¿qué te puede pasar  peor? Bueno, ya está, lo peor ya ha pasado. Todo lo que venga después de  ese trago será menor, será solucionable". De lo cual se concluye que la  presencia de un niño autista en una familia puede dar lecciones,  cambiar conductas, incluso mejorar a quienes les rodean. 
Hace un par de años al dibujante Miguel Gallardo le otorgaron el  premio Nacional de la Generalitat en la categoría de cómic por su obra  titulada María y yo, la historia en cómic de unas vacaciones conjuntas,  un hermoso retrato lleno de humor y de ternura sobre el mundo de las  personas autistas y sus familiares.
EDUCAR ÉS DONAR LA PARAULA A CCOO
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Una bona oportunitat per a conversar amb els companys i companyes de CCOO 
els temes pedagogics que plantegem en el llibre. 
 
Hace 5 horas
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Mi nombre es Inma Cardona soy madre de un niño con autismo. No soy purista en cuanto al trabajo realizado con mi hijo, ni he hecho tratamientos conductistas ni mucho menos psicoanalíticos. Estos últimos han hecho un daño fatal a las familias de personas con autismo. En los que tratan a los padres como patológicos, siguiendo veladamente las teorías de Bettelheim. Recuerdo cuando el inicio del diagnóstico de mi hijo como leyendo a Lucía Villoca, me sentí la peor madre del mundo, ¿cómo se me ocurrió mirarle a los ojos mientras le daba el pecho? Esa era la causa de su fascinación por lo redondo y de su aislamiento. Sin embargo con algo más de serenidad fui capaz de pensar en que tengo tres hijos, a los tres les di el pecho con el mismo amor, a los tres les miraba a los ojos mientras mamaban, adorándolos, y qué madre no lo hace????
ResponderEliminarRespecto al conductismo puro, tampoco tienen mi reconocimiento, aunque he de decir que en un principio, el uso de las técnicas ayuda a los niños, pero olvidan el razonamiento, todo es estímulo-repuesta y la vida es mucho más. Las personas con autismo tienen derecho a más, creo que hay que trabajar el razonamiento, creo que hay que trabajar partiendo de la persona, no a través de recetas. Mi respuesta al autismo es la educativa, se trata de darle herramientas para mejorar sus habilidades y destrezas. Iniciamos la comunicación de Miguel utilizando sistemas alternativos, tanto psicoanalistas como conductistas los descartan en un principio. Sin embargo asegurar el éxito comunicativo es mucho más importante que sacar la voz. Prefiero que mi hijo mediante una tarjeta puede pedir "agua" a que lo haga a través de una rabieta y cualquiersa pueda dedicarse a elucubrar sobre su yo interno.
En cualquier caso, aunque la guerra está abierta entre las dos corrientes opuestas, a medio camino entre ambas hay muchas más opciones, y lo más importante va a ser adaptarnos a la persona en cuestión, respetarla como tal, no creernos dioses juzgando cada uno de sus comportamientos y aportarle seguridad, confianza y mucho amor, como a cualquier otro hijo.
Un saludo Inma Cardona
Te agradezco Inma la franqueza y generosidad con la que compartes tu experiencia personal con quienes frecuentan este blog. Si todos fuéramos capaces de enriquecer los debates con aportaciones como la tuya, avanzaríamos mucho en todos los terrenos.
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