http://www.lavanguardia.es/premium/epaper/20091212/53843055919.html
Imma Monsó
Los Mangaancha, familias de padres superprogres y alto standing, tirando a rollo gauche-caviar, son los que peor educan a sus hijos
Las familias progresistas acomodadas son las que peor educan a sus hijos": esta es la frase que ha quedado grabada en los lectores tras hacerse público hace unos días el informe
Models educatius familiars a Catalunya de la Fundació Bofill. El informe se me antojó tentador. Y, en efecto, no tiene desperdicio. En particular, me ha encantado el capítulo que divide a las familias catalanas en cuatro grandes grupos según el número de niños o adolescentes problemáticos que aportan a la sociedad. Procedo a hacerles una ligera descripción de los dos tipos de familias calificadas como "negativas", que son las que albergan en su seno mayor número de criaturas desagradables e incívicas. Trataré de evitar la aséptica terminología de los informes, para así amenizarles el soponcio en el caso de que, de pronto, se vean reflejados dentro de una de las dos categorías de familias negativas, a saber: los Mangaancha y los Conflictivos.
Si pertenecen a este último grupo, no necesitarán ningún estudio para saberlo: las familias Conflictivas tienen un perfil muy definido. De nivel socioeconómico bajo, carecen de recursos para educar a sus hijos, con quienes suelen mostrar actitudes represivas. Su divisa podría ser: "A mi hijo no le toca usted un pelo: yo me ocuparé de partirle la cara". No hay mucho que decir de estas familias: inmersas en una espiral inagotable de problemas, necesitan toda la ayuda posible, y lo que en realidad debería extrañarnos es que la mayoría de sus hijos se críen sanos y civilizados, a pesar de todo lo que viven.
Mucho más peculiar (y de ahí que los medios lo resaltaran) es la familia Mangaancha. El informe los llama "progresistas", pero yo prefiero no usar el adjetivo progresista en vano. Los Mangaancha son padres superprogres y alto standing, tirando a rollo gauche-caviar. Paran poco en casa y son, curiosamente, los más "extravertidos". Inculcan a sus hijos la importancia del estatus incluso sin darse cuenta. Como el estatus es un valor muy poco afectivo, a los hijos les afecta poco, así que muchos de ellos, lejos de luchar a brazo partido por su futuro estatus, se dedican a hacer el zángano por los centros educativos, exhiben comportamientos asociales en la calle y, de modo general, carecen de empatía con los que sufren. Es el tipo de familia (¡eso me llegó al alma!) donde menos abrazos se dan. No castigan a sus hijos y los censuran poco, pues detestan parecer "moralistas". Su divisa podría ser: "¿Que mi hijo molesta? ¡No exagere, por favor!". El número de este tipo de familias dobla el de las conflictivas, y el informe las castiga porque no tienen disculpa: les sobran recursos para darse cuenta de que los valores éticos deberían ser prioritarios. Ambos tipos de familia son, ni que decir tiene, los que peor valoran la educación que los otros (profesores, maestros...) dan a sus hijos.
¿Qué pensar de esta clasificación? De entrada, con las tipologías pasa como con los horóscopos: pocas familias pertenecen por completo a un solo tipo, como pocos aries son aries puros. Y si una carta astral es compleja, ¿qué no será una familia? Pero, pese a que por mi experiencia y mis observaciones me inclinaría a corroborar las tipologías que presenta el informe, hay algo en el modo de exponerlo que resulta chocante y (para ser un informe) sospechosamente sesgado a la derecha. Léanlo y verán. Así sabrán también cuáles son las familias valoradas positivamente, las que educan a hijos no problemáticos, con las que no puedo extenderme puesto que sólo me queda una línea. Y es que es el sino de los no problemáticos: quedarse sin espacio, y hasta sin voz. Otra vez será.
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